Al comenzar a contarles nuestra historia, se me vino a la mente la imagen de un trigal, pasando ligeramente a un costal de harina, un bollo de masa, unas manos trabajándola y convirtiéndola en pan. Esas y muchas manos más que simbolizan a aquellos/as, que día a día se encargan de llevar el pan a nuestras mesas.
Quien diría que hoy me encuentro contándoles la ilusión de año tras año de una comisión directiva de un sindicato de panaderos, entre charlas interminables de ofrecerles a nuestros creadores de nuestro pan, un lugar donde disfrutar con sus familias sus merecidas vacaciones.
Y a la vez siento el aroma tan particular del pan caliente y me los imagino entre risas, chascarrillos, delantales espolvoreados, frentes sudorosas por el calor de los hornos y una sonrisa en sus rostros al saber que ya tienen un lugar, su hotel para sus vacaciones, y porque no nombrar y compartir nuestro anhelado sueño que hoy ya es una realidad, con familias, grupos de jóvenes, matrimonios, que no son panaderos pero que también son trabajadores, personas que pasan un año entero ahorrando para sus vacaciones y nos siguen eligiendo año tras año.
Solo me queda decirles gracias, nuestro objetivo es que desde el momento que llegues al hotel te sientas como en casa